Hoy cumplo treinta años de edad, y desde que tengo memoria política y me interesa lo público, gracias al país en el que vivo, he visto tres cambios drásticos en la forma de gobernar, desde la pérdida de la hegemonía del partido más odiado de todos los tiempos, con justas razones, por cierto.
Desde la derecha intentando gobernar al viejo estilo de señalar enemigos directos.
Hasta que por fin la “izquierda” comienza a gobernar un país lastimado, un país con gente desconfiada y lo nunca antes visto, una improvisación tremenda al tomar decisiones.
Entiendo que en todo inicio de gobierno hay una curva de aprendizaje normal, sin embargo, esta debe ser minimizada con personal experto, no con cuotas de personajes improvisados y peor aún, sin conocimiento alguno. Lo que no entiendo y tampoco comparto es el ánimo de seguir alimentando el odio y la confrontación.
Los pocos ejercicios de crítica y análisis, son encaminados a mejorar, no a generar falsa polémica.
Comenzamos a escuchar falsas justificaciones con respecto al nulo avance y cumplimentación de promesas de campaña, tal parece que la competencia se basa en ver qué equipo se avienta más “maromas” en defensa de la incongruencia y lo indefendible
Es penoso ver cómo personas con un amplio criterio y sobre todo, estudios profundos sobre temas relevantes, intentan justificar ocurrencias día a día.
Hoy reflexiono sobre algunas ideas de Sócrates, con respecto a que “las mayorías por el simple hecho de serlo, no siempre tienen la razón” y es increíble que la “mejor” forma de gobierno, hoy se torne perversible, encontraron la forma de legitimar lo malo y de aplanar el pensamiento, no sé si para salirse con la suya o solo por el hecho de ver el mundo arder.
El México con hambre y sed de justicia, es producto de la improvisación y de un gran y pésimo experimento político.
Somos producto de nuestras decisiones y hoy tenemos el reto más grande, ser gobernados por la izquierda y esperanzarnos en que lo hagan con suficiente madurez, que a todos nos genere caminos menos accidentados hacia la riqueza social, económica y política.
Suena muy difícil, lo sé.
Pero algún día, llegará.
Nos leemos a partir de hoy, cada quince días.
