Banco de México: entre la espada y la pared.

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La década de los noventa fue testigo de la llegada de un Nuevo Consenso Macroeconómico que le dio a la política monetaria el papel central para la estabilización del ciclo económico a través del modelo de inflación objetivo o de metas de inflación. Para gozar de los beneficios de este nuevo consenso, los bancos centrales debían gozar de plena autonomía e independencia de los gobiernos federales. Independencia en dos sentidos: 1) En la designación de los objetivos de política monetaria; 2) En la elección del instrumento que sirva para alcanzar los objetivos.

La mayoría de los bancos centrales en el mundo han adoptado el modelo de metas de inflación y gozan de autonomía. Todas las autoridades monetarias en cada país tienen como objetivo prioritario el control de la inflación que se traduce en mantener una inflación baja y estable alrededor de una meta, que puede ser estricta, 3% anual, o flexible que incluye un rango de variabilidad, 3% más/menos 1%. Algunos bancos centrales tienen el llamado “mandato dual”, es decir, se les asigna el crecimiento económico como un segundo objetivo prioritario.

Es importante mencionar que la política monetaria a través del manejo de la tasa de interés de corto plazo debe estabilizar la inflación alrededor de su objetivo y el producto real alrededor de su nivel potencial, en otras palabras, si la inflación observada es igual a su objetivo estamos ante una brecha inflacionaria igual a cero; si el producto real es igual al potencial estamos ante una brecha del producto igual a cero.

Un banco central cuyo objetivo prioritario es mantener una inflación baja y estable, llamado objetivo de inflación extremo, solo está interesado en la estabilización de la tasa de inflación alrededor de su meta, sin preocuparle las desviaciones que tenga la brecha del producto. Si tiene un mandato dual está interesado en la estabilización tanto de la brecha del producto como de la inflación, tal como la Reserva Federal de Estados Unidos (FED).

En periodos de recesión o depresión económica los bancos centrales con mandato dual llevan a cabo una política monetaria contracíclica agresiva, es decir, disminuyen la tasa de interés con el firme objetivo de cambiar la tendencia negativa del ciclo económico e iniciar una con trayectoria hacia el crecimiento. Otro mecanismo adicional es el “quantitative easing”, que consisten en intervenciones por parte del banco central en el mercado de dinero, a través de las operaciones de mercado abierto, comprando bonos gubernamentales para incrementar las reservas bancarias y que las instituciones financieras estén en posición de otorgar más créditos con tasas de interés más bajas. La idea es incentivar el consumo de las familias y la inversión por parte de las empresas con el propósito de regresar a la senda del crecimiento.

La Reserva Federal no solo ha disminuido la tasa de interés de los fondos federales hasta un rango de entre 0 y 0.25%, sino ha inyectado más de 700 mil millones de dólares a la economía. ¿Por qué ha procedido de esta forma? Porque es un banco central que tiene mandato dual, sus objetivos prioritarios son tanto la inflación como el crecimiento económico.

El Banco de México ha sido severamente criticado porque su respuesta ante los cambios realizados por la FED fue la de reducir la tasa de interés objetivo solamente 50 puntos base, pasando de 7 a 6.5%. ¿Cuál es la crítica? Fundamentalmente, que dicha disminución no es suficiente, que debería tomar el mismo rumbo de la FED, implementar medidas drásticas para evitar que la economía sufra una fuerte caída y lleve más tiempo reactivarla. ¿Por qué no lo hace? Porque solamente persigue un objetivo prioritario, mantener la inflación baja y estable. Lo que le están pidiendo a Banxico es que genere crecimiento económico y esto es responsabilidad única de la Secretaría de Hacienda, por este motivo tuvo una pequeña reducción en la tasa de interés, primero debe velar porque la brecha inflacionaria sea cero.

Una preocupación adicional de nuestro banco central son las depreciaciones continuas del tipo de cambio, por esta razón lo considera un objetivo intermedio de la política monetaria. Las depreciaciones persistentes incrementan los precios de los bienes importados y esto provoca un aumento de la inflación. Tal es el caso de la crisis hipotecaria del 2008, en donde el tipo de cambio spot pasó de los 9.84 hasta los 15.60 pesos por dólar, y del “efecto Trump” del 2016-2017 en donde el tipo de cambio alcanzó los 22.05 pesos por dólar. En ambos casos la inflación estuvo por arriba del 6%. A este fenómeno se le llama “traspaso del tipo de cambio a los precios”, que dicho sea de paso ha disminuido gracias a la adopción del modelo de metas de inflación y sigue representando el mayor riesgo para el nivel general de precios.

Entonces, Banxico debe enfocar la política monetaria en reducir la variabilidad tanto del tipo de cambio como de la inflación, ante un escenario como el actual en donde la moneda nacional se ha depreciado cerca del 30% con respecto al dólar estadounidense, una disminución drástica de la tasa de interés provocaría una depreciación más fuerte y, por consiguiente, un efecto mayor en la inflación.

En conclusión, Banxico ha sido totalmente congruente con el manejo de la política monetaria porque, insisto, persigue un solo objetivo. La discusión no debe centrarse en si las modificaciones en la tasa de interés son suficientes o insuficientes, sino en analizar si es pertinente o no modificar la constitución y otorgarle el mandato dual a nuestra autoridad monetaria. Por ahora, lo está haciendo muy bien.

Dr. Luis Alberto Bravo Pérez

Fundador de Inteligencia Macroeconómica

Twitter: @luisbeto8 y @IMacroeconomica

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