El Regreso del Estado del Bienestar: grave error

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El sistema capitalista y el “neoliberalismo” no están en crisis, éstos no son culpables de la aparición del Covid-19, de la cuarentena ni del paro económico, no se dejen engañar. La recesión económica está presente en México desde finales del año pasado, culpa principalmente del gobierno federal, el cambio radical en su política económica ha generado incertidumbre entre empresarios, inversionistas y público en general.

La pregunta es ¿qué sigue después de la cuarentena? Sin duda cada crisis nos deja un sinnúmero de lecciones, como la crisis hipotecaria del 2008 que provocó el diseño de políticas macroprudenciales para evitar otro pasaje similar. Lo que está ocurriendo actualmente debe representar un punto de inflexión para que el gobierno defina sus prioridades y el papel que debe tomar en la economía. El sector salud debe ser una de ellas, la pandemia está exhibiendo la precariedad del sistema público de salud, déficit de aparatos, escasez de medicamentos, de médicos y dinero que no llega directamente a los hospitales, porque se va quedando en los escalones que transita desde que sale de Secretaría de Hacienda. Deben quitarle poder a los sindicatos, ellos se quedan con gran parte del presupuesto. El construir un sistema de salud público eficiente automáticamente mejora la desigualdad entre ricos y pobres.

Otra prioridad es la educación que acusa el mismo problema que el sector salud, el dinero llega a cuenta gotas a las escuelas, en los sindicatos se queda gran parte del presupuesto. Si las clases sociales más bajas tienen acceso a educación pública de calidad, tendrán más y mejores oportunidades en el mercado laboral y, por consiguiente, acceso a una vida más digna. Desafortunadamente la educación se ha utilizado como un medio para la obtención de votos y compra de lealtades, a cambio de mucho, pero mucho dinero que sale de las finanzas públicas. Qué mejor estrategia para reducir la desigualdad y mejorar la distribución del ingreso que un sistema educativo y de salud eficientes y de calidad.

Noten, estimados lectores, que hasta este momento no he incluido como parte del análisis a los programas sociales ni el método de regalar dinero a diestra y siniestra, está demostrado que ésta no es una política eficiente para reducir la pobreza y la desigualdad, sobre todo cuando dichos programas están mal diseñados, mal implementados y sumamente sesgados. Dinero tirado a la basura.

En cuanto al papel que debe tomar el gobierno en la economía, es claro que debe generar las condiciones para la facilitar la creación de empresas, sin trámites engorrosos e innecesarios. La idea es generar los incentivos necesarios para que haya más emprendedores, existan más empresas, se genere más empleo, riqueza y la economía crezca. El gobierno debe mandar señales, a través de su política económica, que generen certidumbre a los mercados financieros, pero sobre todo a los consumidores y productores en el país. Solo de esta manera se recuperará la inversión y el consumo privados.

Es imperante que en épocas de crisis, sobre todo las generadas endógenamente, sea el gobierno el encargado de implementar medidas contracíclicas para salir lo más rápido posible del problema. No se le pide al gobierno que rescate a las empresas a través de transferencias monetarias, sino de dar un “empujoncito” para que se evite la quiebra y las pérdidas de miles de empleos. Este gobierno piensa incorrectamente que todos los empresarios son ricos y que han obtenido su riqueza a través de la explotación del trabajador y los actos de corrupción. Nada más falso. La idea es otorgar préstamos a las MiPymes formales que vayan desde los 20 mil hasta los 100 mil pesos, con una tasa de interés que iguale a la inflación y con un plazo de 48 meses iniciando el primer pago en agosto, por ejemplo. Obviamente, las empresas que lo soliciten deben cumplir ciertos requisitos como mostrar papeles en regla, pagos de impuestos al corriente, demostrar que sus trabajadores tienen todas las prestaciones, entre otros. El gobierno debe evitar a toda costa engrosar las filas de la informalidad, automáticamente se reducirán los ingresos fiscales.

¿No hay dinero suficiente? Claro que lo hay, es estrictamente necesario que se suspendan los tres futuros elefantes blancos de este sexenio (el Tren Maya, La refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía) y que se reduzca el presupuesto a Pemex que representa un barril sin fondo. Con este ahorro se puede diseñar un verdadero plan de emergencia económica. Los empresarios no son los enemigos, son los que crean empleos y riqueza en este país, NO EL GOBIERNO.

El gobierno debe redefinirse para centrarse en los sectores prioritarios, educación y salud, y en cumplir a cabalidad con sus responsabilidades: velar que el libre mercado trabaje correctamente, dotar de seguridad a la población, garantizar el estado de derecho y la propiedad privada a los ciudadanos. El regreso del estado del bienestar y de economías centralmente planificadas sería un grave error.

Dr. Luis Alberto Bravo Pérez

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