Importancia de los 27 años de autonomía del Banco de México, ¿éxito o fracaso?

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En una ocasión moderando una conferencia que el subgobernador del Banco de México Jonathan Heath estaba impartiendo en una universidad privada en diciembre del 2019 y aprovechando mi posición le pregunté: “subgobernador, ¿está en riesgo la autonomía del Banco de México?” Me contestó lo siguiente: “en la vida todo está en riesgo”. Hasta la fecha sigue en mi mente la respuesta del Dr. Heath, no me dejó tranquilo y tomando en cuenta la coyuntura actual continúo con la misma preocupación.

Desde que asumió el poder el señor López los ataques a todas las instituciones autónomas han sido continuos y directos, por supuesto a través de las famosas mañaneras, siendo el Banco de México una de las más atacadas. Por esta razón, estimado lector, el objetivo de esta columna es hacer de su conocimiento la importancia de la autonomía de nuestra autoridad monetaria en aras de mantener la estabilidad económica del país.

Banxico goza de autonomía desde el 1 de abril de 1994 la cual se sustenta en el artículo 28 constitucional “el Estado tendrá un banco autónomo en el ejercicio de sus funciones y su administración. Su objetivo prioritario será procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, fortaleciendo con ello la rectoría del desarrollo nacional que corresponde al Estado. Ninguna autoridad podrá ordenarle al banco a conceder financiamiento”.

El Banco de México estaba en manos del gobierno previo a su autonomía, era una dependencia más del ejecutivo, los presidentes tenían el control total y continuamente utilizaban la impresión de dinero para financiar déficits e incrementar la actividad económica en el corto plazo sobre todo durante las campañas políticas. Sin embargo, en el mediano plazo el estímulo monetario generaba tasas de inflación elevadas. En la teoría monetaria esto se conoce como el problema de la inconsistencia temporal, por esta razón al final del artículo 28 constitucional dice “se prohíbe conceder financiamiento al gobierno federal”.

Los resultados en materia inflacionaria son evidentes, antes de la autonomía de 1970 a marzo de 1994 el promedio de la inflación general fue de 39.3%, con una varianza de 1493.2 y una desviación estándar de 38.64% lo cual muestra una elevada volatilidad. Durante este periodo se experimentaron tasas de inflación de 114.6% en abril de 1983 y del 180% en febrero de 1988, por citar los valores más altos. La década de los setenta no se salva de inflaciones altas tal como el 25% de mayo de 1974 y del 32.9% en julio de 1977, aunque no al nivel de los ochenta. La inflación subyacente para el periodo de 1983 a marzo de 1994 presenta un promedio de 63.8%, con una varianza de 2002.2 y una desviación estándar de 44.75%, los valores son aún más elevados que la general porque no existen datos de los años setenta. Sin duda los mexicanos se acostumbraron a vivir con inflaciones de este calibre.

Al mismo tiempo que se le dota de autonomía a Banxico, se le asigna un objetivo prioritario establecido en el artículo segundo de su propia ley: mantener una inflación baja y estable. A finales de 1994 México sufrió una de las crisis financieras más fuertes de la historia, la inflación en diciembre era de 7% y alcanzó el 52% en enero de 1996. A partir de este momento inicia un proceso desinflacionario gradualista con miras a la adopción del modelo de metas de inflación en el 2001 cuyo objetivo multianual a partir del 2003 es una inflación del 3% con un rango de variación de +/- 1%. Cabe mencionar que la autonomía le permite a Banxico elegir el instrumento óptimo de política monetaria para lograr su objetivo, en la actualidad es la tasa de interés nominal de corto plazo.

Para el periodo de abril de 1994 a mayo del 2021 la inflación promedio disminuyó a 8.3%, así mismo la varianza cayó hasta 82.5 y la desviación estándar a 9%. Si nos centramos exclusivamente en el periodo del modelo de metas de inflación 2001-2021 el promedio inflacionario solo es de 4.28% acompañado de una varianza de 1.19 y una desviación estándar de 1.09%. Es evidente que gracias a la autonomía Banxico ha logrado tener una inflación baja y estable, por consiguiente, los mexicanos dejamos de sufrir los efectos regresivos de este fenómeno.

El presidente en alguna ocasión afirmó en su mañanera que las reservas internacionales no son del Banco de México, son propiedad de la nación y, por lo tanto, del pueblo mexicano. Esto es una gran mentira, una maniobra política para poner a sus simpatizantes en contra de la autoridad monetaria. De acuerdo con el artículo 18 de la Ley de Banxico dichas reservas “son propiedad del Banco de México” y sirven fundamentalmente para intervenir en el mercado cambiario, de ser estrictamente necesario, para proveer liquidez y atenuar las presiones sobre el tipo de cambio. Gran parte de las reservas están invertidas en bonos gubernamentales de países desarrollados. Además, son el sustento de la base monetaria del país. En otras palabras, el señor López, aunque sea su máximo anhelo, no puede hacer uso de estos activos financieros.

Otro tema que ha estado en el debate público y ha sido causa de confusiones son los famosos remantes de operación de Banxico. El artículo 55 de su propia ley señala que “El Banco será una Institución sin propósito de lucro y deberá entregar al Gobierno Federal el importe íntegro de su remanente de operación una vez constituidas las reservas previstas en esta Ley, siempre que ello no implique la reducción de reservas provenientes de la revaluación de activos. Dicha entrega se efectuará a más tardar en el mes de abril del ejercicio inmediato siguiente al que corresponda el remanente”.

En el 2020 la autoridad monetaria presentó un total de 165,017 millones de pesos de remanentes, sin embargo el 74% se destinó a la amortización de pérdidas de los ejercicios anteriores tal como lo marca el artículo 54 de la misma ley. Una vez que la Secretaría de Hacienda recibe los remanentes, se deben utilizar de la siguiente forma: 70% para la amortización de la deuda y/o cubrir el déficit presupuestario y el 30% para el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP). La molestia del presidente radica en su ausencia de control sobre esta importante institución y la falta de dinero para sus programas asistenciales.

Con el nombramiento del Dr. Arturo Herrera como próximo Gobernador de Banxico, así como los nombramientos de Gerardo Esquivel, Jonathan Heath y Galia Borja el presidente ha designado 4 de los 5 miembros de la Junta de Gobierno generando cierto nerviosismo entre los analistas e inversionistas. Dudo que la autonomía esté en riesgo, el problema es que los nuevos miembros de la Junta de Gobierno, cuya orientación económica es heterodoxa, le den prioridad al crecimiento económico a costa de permitir niveles inflacionarios más elevados, incumpliendo su mandato constitucional.

Gracias a la autonomía de Banxico la inflación es baja y estable, se goza de transparencia, de una mejor comunicación con el público a través de comunicados de prensa, informes anuales y trimestrales, disponibilidad de estadísticas y de una autoridad monetaria confiable. Los resultados han sido exitosos, con sus áreas de oportunidad. Esperemos que todo esto no se pierda en los próximos años.

cDr. Luis Alberto Bravo Pérez

Inteligencia Macroeconómica

Twitter: @Imacroeconomica

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