La Reserva Federal y la Política Monetaria No convencional

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La Reserva Federal, banco central de los Estados Unidos, conduce la política monetaria bajo el famoso mandato dual traducido como la búsqueda de la maximización del crecimiento económico y el empleo con el mínimo de inflación. A diferencia con el Banco de México que trabaja bajo un solo objetivo prioritario, mantener la inflación baja y estable. La FED, como muchos otros bancos centrales, tiene como objetivos de largo plazo la igualación del producto real con su nivel potencial y la inflación observada con su meta, en otras palabras, que la brecha del producto y la inflación sean cero.

Para lograr lo anterior es necesario calcular una tasa de interés que sea compatible con el valor de cero en las brechas, a esta tasa se le llama tasa de interés nominal neutral cuya función es tener un punto de partida para la determinación de la tasa de interés nominal de corto plazo, instrumento por excelencia de los bancos centrales, y saber si la política monetaria es neutral, restrictiva o expansiva. La FED cambia su postura de política monetaria dependiendo de la coyuntura económica, si hay recesión o si el vecino país del norte se encuentra en una fase de auge económico.

La pandemia del Covid-19 está causando estragos económicos en todo el mundo y los Estados Unidos no son la excepción. La economía americana está experimentando una brecha del producto negativa y para ello utiliza todo el poder y las herramientas disponibles de la política monetaria. El primer paso es utilizar la “política monetaria convencional” que consiste en disminuir la tasa de interés de los fondos federales por debajo de la tasa de interés nominal neutral con el objetivo de reactivar la economía y salir rápidamente de la recesión. En la actualidad la tasa de interés de los fondos federales está en un rango entre 0 y 0.25%, de continuar con las reducciones en dicha tasa la FED entraría en terreno negativo lo cual no es una medida adecuada por el riesgo latente que la economía caiga en la famosa “trampa por la liquidez”. Cuando este fenómeno ocurre, los agentes económicos ya no tienen reacción a la tasa de interés tan baja, no se reactiva el consumo, ni la inversión y, por lo tanto, la economía no se recupera; se dice entonces que la política monetaria es ineficiente.

Para evitar llevar a la tasa de interés nominal de corto plazo hasta el terreno negativo la FED recurre al segundo paso, aplicar una “política monetaria no convencional” que consiste en reducir la tasa de interés de los fondos federales a cero o cerca de cero y realizar compras masivas de bonos gubernamentales y de unos activos financieros formados por los bancos respaldados por hipotecas (mortage-backed securities) en el mercado de dinero. Estas operaciones de mercado abierto tienen como objetivo otorgar liquidez al sistema financiero a través del incremento en las reservas bancarias, por consiguiente, los bancos comerciales aumentan la oferta de crédito otorgando más préstamos a las familias para consumir bienes duraderos y no duraderos y a las empresas para invertir, lo cual reactiva el consumo y la inversión. Esta forma de operar también se conoce con el nombre de flexibilidad monetaria o “quantitative easing”, aunque la FED prefiere llamarle “compra de activos a gran escala (large-scale asset purchase).

Esta medida tiene un segundo efecto, modificar la tasa de interés de largo plazo de los bonos gubernamentales, es especial los de plazo a 10 años. La FED sabe que el precio y la tasa de interés de los activos financieros se mueven en sentido inverso, por esta razón incrementa la demanda de los bonos del tesoro provocando un aumento en el precio y una redacción en la tasa de interés. En abril del presente año la autoridad monetaria estadounidense inició la flexibilidad monetaria por un monto de 700 billones de dólares en compra de bonos del tesoro y activos respaldados con hipotecas; se espera que la FED continúe con esta medida y aumente la liquidez al sistema financiero hasta que la economía regrese a la senda del crecimiento.

Milton Friedman, máximo exponente del monetarismo y ganador del premio Nobel de Economía en 1976, afirmó que la inflación es en todo momento un fenómeno estrictamente monetario cuyo consejo a los bancos centrales fue controlar la tasa de crecimiento del dinero para evitar espirales inflacionarias. Para impedir que el “quantitative easing” genere inflación en el mediano y largo plazos la FED debe revertir el proceso una vez que la economía está en recuperación a través de la normalización de la política monetaria, esto es, incrementar la tasa de interés de los fondos federales hasta regresarla al rango de la neutralidad monetaria, tal como lo hizo en los años posteriores a la crisis hipotecaria del 2008-09.

Por último, en la reunión del pasado jueves, la Fed publicó sus pronósticos para la economía estadounidense. La expectativa de crecimiento es de -6.5 y 5% para 2020 y 2021, respectivamente. En lo que respecta al empleo, se espera una tasa de desempleo de 9.5% para este año y 6.5% para el 2021. Las expectativas de inflación son de 1 y 1.5% para 2020 y 2021, respectivamente.

Es indudable que México necesita una rápida reactivación de la economía de los Estados Unidos para poder salir en menos tiempo de la recesión, ya que las medidas tomadas por el Gobierno Federal han sido y será insuficientes.

 

Dr. Luis Alberto Bravo Pérez

Twitter: @IMacroeconomica

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