Las ocurrencias de López Obrador: la refinería de Tres Bocas

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El presidente López Obrador tiene tres magnos proyectos para su sexenio: 1) La refinería de Tres bocas; 2) El tren Maya y 3) El aeropuerto de Santa Lucía. En este espacio trateré lo referente a la inviabilidad del primero, inscrito en el marco del Plan Nacional de Refinación del gobierno federal.

En el Plan Nacional de Refinación de Andrés Manuel se propone la rehabilitación de las seis refinerías existentes en México: la de Minatitlán, Veracruz; Cadereyta, Nuevo León; Salamanca, Guanajuato; Tula, Hidalgo; Salina Cruz, Oaxaca; y Madero, Tamaulipas. Además, propone la construcción de una totalmente nueva en Tres Bocas, Tabasco que tendrá una inversión, según el gobierno federal, de 8 mil millones de dólares y estará construida en tres años. El invertir tal cantidad de dinero en estos proyectos significa tirar dinero a la basura. El objetivo del presidente es lograr la autosuficiencia energética para mayo del 2022, explicada como la erradicación de la dependencia con Estados Unidos en la importación de productos derivados del petróleo.

De acuerdo con el diagnóstico del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), la cadena productiva de la industria del petróleo y gas se divide en tres etapas: 1) Exploración y producción de petróleo y gas; 2) Actividades logísticas y de transporte de crudo, gas sin proceso y productos refinados y, 3) Refinación de crudo y el procesamiento del gas natural. La parte menos rentable de la cadena es la refinación de crudo, mientras que la etapa más rentable es la exploración y producción. Se calcula que la tasa de retorno de la segunda es 150 veces mayor que la primera. Con esta información, ¿por qué insistir en rehabilitar las refinerías existentes y construir una nueva si es poco o nada rentable? Si a esto le sumamos la reducción en la producción de petróleo a una tasa del 2.6% promedio anual, lo que implica una caída del 50% en los últimos 15 años, y una transición energética en todo el mundo hacia energías más limpias que incluyen los vehículos eléctricos, el proyecto de Tres Bocas se hace más inviable.

El principio de la ventaja comparativa de David Ricardo nos afirma que los países se deben especializar en aquellos productos cuyos costos de oportunidad, en comparación con otros países, sean los menores. Sin duda, México tiene una ventaja comparativa en exploración y producción de petróleo, si Pemex ha sido eficiente, la inversión se debe dirigir hacia esta área, pero inversión privada, no pública. Estados Unidos es mucho más eficiente que México en la producción de derivados de petróleo, como los combustibles, por lo tanto, que México exporte petróleo e importe gasolina. A la larga esto resulta más barato que construir y modernizar las refinerías ya mencionadas. Si el presidente leyera un poco sobre la ventaja comparativa, se daría cuenta de la inviabilidad de su proyecto.

Hace algunos días, el sector privado eliminó por completo la posibilidad de participar en la construcción de la refinería de Tres Bocas, calculan que la inversión está sumamente alejada de lo que en un principio se planteó el gobierno federal; por ejemplo, City Banamex calcula una inversión total de 12 mil millones de dólares en un tiempo de ocho años. Ante la negativa de la inversión privada, al presidente no lo quedó de otra opción que aventarle el compromiso a Pemex, que se hará cargo de la construcción de la refinería, esto es aun peor. La paraestatal está al borde de la quiebra y, no obstante, Andrés Manuel le deja la total responsabilidad de un proyecto que no va a costar lo que él mismo ha calculado, ni mucho menos se podrá construir en tres años. Generalmente, los proyectos de obra pública construidos con inversión gubernamental cuestan al final un 80% más de lo inicialmente pronosticado; mientras que los tiempos aumentan en un 75%.

Este proyecto es una de las tres ocurrencias del presidente que a la larga serán elefantes blancos, además iniciará con la incertidumbre de si se terminará en los tres años, seis años o será un proyecto inconcluso. Toda política pública debe tener una evaluación ex ante en la cual se incluye un estudio factibilidad; ni la refinería, ni el aeropuerto de Santa Lucía, ni le Tren Maya constan de estos estudios y es sumamente peligroso realizar proyectos al tanteo,  las buenas intenciones de los políticos terminan siendo un fracaso y, en este caso, con un elevado costo en las finanzas públicas.

Señor presidente, no insista en la autosuficiencia en ninguna área de la economía, en el actual proceso de globalización no debería estar hablando de “autosuficiencia”, sino enfocar sus políticas en convertir a México en un país más eficiente en los bienes en los cuales tenemos una ventaja comparativa y así ser más competitivos a nivel mundial. La autosuficiencia en las diversas áreas propuestas implica el regreso a una economía semiautárquica o, incluso, autárquica. Esto es una característica de las economías socialistas y, hasta la fecha, no conozco ningún caso de éxito.

Tiempo al tiempo…

Dr. Luis Alberto Bravo Pérez

Twitter: @luisbeto8

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