El Gobierno de López Obrador acordó con Pfizer tras casi un mes sin suministros y acelera la gestión para obtener cuatro lotes más.
- Pfizer suspendió los envíos a México a mediados de enero pasado, tras anunciar que tendría que hacer ajustes en la línea de producción de su planta en Bélgica para hacer frente a la demanda mundial.
La principal urgencia de las autoridades sanitarias es garantizar que 600.000 trabajadores sanitarios y poco más de 17.000 maestros reciban la segunda dosis.
El plazo recomendado por Pfizer entre la primera y segunda es de 21 días, aunque la Organización Mundial de la Salud ha dicho que ese margen se puede extender hasta por 42 días.
El costo político de las demoras de las farmacéuticas y los laboratorios se paga país por país. El presidente López Obrador enfatizó el lunes que ha hecho gestiones personales para reanudar el flujo de vacunas y encontrar nuevas opciones. Restó importancia a los cuestionamientos por el desabasto.
Tras recurrir a Rusia, una opción que sigue en el limbo, México también ha abierto la puerta a China. El prototipo de CanSino es desde hace meses una de las apuestas más importantes del Gobierno porque solo necesita una dosis.
Hay otras dos vacunas que están en el radar de México, pero que son apuestas de largo aliento. La estadounidense Novavax y la alemana CureVac ya se están probando en ensayos clínicos en el país, pero aún deben ser aprobadas por los reguladores sanitarios y cerrarse los acuerdos de compra. Puede tomar varios meses, si no hay imprevistos en las pruebas ni en la cadena de producción de ambos prospectos.