Rafael Moreno Valle, su ambición y su megalomaniaco poder

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La Estrella de Puebla tuvo un costo 400 millones de pesos, provenientes de fondos públicos.

Obsesionado con ser presidente de la República, el gobernador Rafael Moreno Valle quiso hacer de sus megaproyectos arquitectónicos su tarjeta de presentación en las grandes ligas de la política nacional.

Algunos de estos titánicos proyectos son la Estrella de Puebla, una enorme rueda turística con 54 góndolas para capacidad de 8 personas cada una de ellas, tiene 60 metros de altura y casi 70 de diámetro. Fue construida en la ciudad de Puebla e inaugurada en julio de 2013.

La compra e instalación del faraónico proyecto fue justificada en nombre de la conmemoración del 5 de mayo y de una ambiciosa apuesta para atraer visitantes. Costó 400 millones de pesos, provenientes de fondos públicos y está considerada como la rueda de observación portátil más grande del mundo.

Y aunque no fue la única obra de infraestructura majestuosa que emprendió durante su gestión, miles de millones de pesos fueron gastados en construir un teleférico de 688 metros, el Museo de Internacional del Barroco, una de las ciclovías más caras de México y la reconstrucción el estadio Cuauhtémoc.

Este delirio de grandeza urbanística en un estado que registra grandes carencias (casi 4 millones de pobres en 2014), caminó de la mano de múltiples irregularidades. Se destruyó patrimonio histórico y cultural, se licitaron obras de manera directa a amigos, se inflaron y maquillaron los costos de las obras y se usaron fideicomisos privados para evitar su fiscalización.

Espejo de su megalomanía, esas construcciones reflejaron no sólo el tamaño de sus ambiciones sino, también, de sus limitaciones. Verdaderos elefantes blancos, muchos de ellos, tan fastuosos como inútiles, sirvieron para demostrar la validez de la máxima que reza: donde hay obra, sobra.

Información de Jornada.com.mx

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