¿Será el inicio de una política monetaria más flexible en México?

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Una de las noticias más importantes en materia económica de la semana anterior fue la decisión de la Reserva Federal (FED) de mantener la tasa de interés de los fondos federales sin cambios. Adicionalmente, el presidente Jerome Powell anunció que no esperan cambios en la tasa de interés en lo que resta de este 2019.

¿Cómo responde Banco de México (Banxico) ante estas decisiones de política monetaria de la FED? 

Primero, es importante mencionar que México maneja un régimen de tipo de cambio flexible con fluctuación controlada, es decir, que el Banco de México interviene en el mercado de divisas para hacerle frente a fuertes y continuas depreciaciones de la moneda o, en su defecto, a fuertes apreciaciones. Segundo, el objetivo prioritario de la autoridad monetaria es mantener la inflación baja y estable, por ello conduce la política monetaria a través de metas de inflación desde el año 2000, ¿Qué significa esto? Que el objetivo inflacionario anual es de 3% con un rango de variación de +/-1%, es decir, la inflación debe moverse en el rango de entre 2 y 4%. Para lograr dicho objetivo el banco central tiene a su disposición un instrumento: la tasa de interés nominal de corto plazo. Dado que Banxico interviene en mayor o menor medida en el mercado de divisas, el tipo de cambio es un objetivo intermedio de la política monetaria, aunque éste no lo mencione de forma explícita.

El Banco de México determina el tipo de cambio nominal a través del diferencial de tasas de interés con Estados Unidos, con el fin de promover la entrada de capitales y apreciar la moneda. Entonces, ¿por qué se deprecia el peso? Por los choques externos exógenos, esto quiere decir que nuestra economía no los determina, no los genera, son ajenos a nosotros. La incertidumbre genera salida de capitales, se crea un exceso de demanda de divisas y presiona al alza el tipo de cambio. Para evitar que se deprecia “demasiado” la moneda, Banxico interviene en el mercado de divisas vendiendo dólares de las reservas internacionales para hacerle frente a los excesos de demanda. Después de estas intervenciones el tipo de cambio tiende a estabilizarse.

Todos los bancos centrales diseñan una función de reacción. Dentro de la función de reacción de Banxico se encuentran las decisiones que tome la Fed en torno a su política monetaria. Si la FED manda señales al mercado de que va a endurecer su política monetaria, en algunas ocasiones Banxico se anticipa a este incremento y sube la tasa de interés objetivo. Una vez que la junta de gobierno de la FED confirma el incremento, Banxico reacciona incrementando una vez más la tasa de interés, así lo hizo durante el 2017 y el 2018. Con este comportamiento logra que el diferencial de tasas de interés al menos se mantenga igual o se haga aun mayor y esto provoque entrada de capitales. Es posible que, dado el mismo escenario, Banxico solo quede a la espera de la decisión de la FED para reaccionar, sin necesariamente anticiparse a dicha decisión.

La última reunión de la Fed del 30 de enero, la junta de gobierno decidió no modificar la postura de política monetaria dejando la tasa de interés sin cambios. En esta ocasión y dados los constantes incrementos desde el 2017 a la tasa de interés objetivo, Banxico decidió tampoco modificar su postura de política monetaria y la tasa de interés objetivo permanece en 8.25%. Esta decisión puede estar ligada a una menor expectativa de crecimiento de la economía mexicana, aunada a la expectativa de que la inflación regrese a su rango objetivo durante el primer trimestre de este año, tal como lo señaló Banxico durante el año pasado.

La siguiente reunión de la junta de gobierno de Banxico es el 7 de febrero del presente año, quedaremos a la espera de la decisión que se tome en torno a la tasa de interés, pero todo parece indicar que no habrá modificación en la postura de la política monetaria.

Mtro. Luis Alberto Bravo Pérez

Twitter: @luisbeto8

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