Carlos Martínez Amador de la mano de los pueblos indígenas

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En México existen 68 pueblos indígenas, integrados por más de 23 millones de personas, los cuales representan una parte fundamental de la diversidad cultural y social de nuestro país, sin embargo, a lo largo de la historia, han enfrentado una serie de desafíos y pendientes en términos de reconocimiento, derechos y participación en la sociedad.

Es por ello que, en el marco del recién conmemorado Día Internacional de los Pueblos Indígenas, me gustaría exponer algunos de los retos que, a pesar de los avances significativos que se han logrado en los últimos años, todavía existen y los cuales requieren atención y acciones contundentes por parte de las autoridades y la sociedad en general.

Uno de los principales pendientes que persiste es el reconocimiento pleno de los derechos culturales. Aunque la Constitución mexicana reconoce la multiculturalidad del país, es necesario garantizar que estos derechos sean respetados y protegidos en la práctica.

Esto implica promover la preservación de sus lenguas, tradiciones, costumbres y conocimientos ancestrales, así como fomentar su participación activa en la toma de decisiones que afecten sus comunidades.

En el caso de Puebla, es el propio Gobierno Estatal quien debe garantizar realmente la libre determinación y autonomía de los mismos, que les permita alcanzar sus verdaderas aspiraciones.

En este mismo sentido es que la cuestión de la tenencia de tierras y territorios sigue siendo un tema crucial. Muchas comunidades indígenas enfrentan despojo y desplazamiento debido a proyectos de desarrollo, explotación de recursos naturales y conflictos territoriales.

Por ello, es esencial garantizar la protección legal de sus tierras ancestrales y asegurar que su consentimiento libre, previo e informado sea respetado en cualquier actividad que afecte sus territorios.

De igual forma, este sector de la población sigue padeciendo deficiencias en la calidad de la educación y la atención médica. Es así que se requiere un enfoque inclusivo y culturalmente sensible en estas áreas, reconociendo las necesidades específicas de las comunidades indígenas y promoviendo la igualdad de acceso a servicios básicos.

No escapa tampoco el reto de la discriminación y marginación, que claramente persisten en varios ámbitos de la sociedad y que ubica a Puebla en el segundo lugar nacional de personas, de 18 años y más, que declararon haber sido discriminadas, según resultados de la Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2022.

Es importante sensibilizar a la población sobre la riqueza cultural de los pueblos indígenas y combatir los estereotipos negativos que perpetúan actitudes discriminatorias. Además, se deben implementar políticas que promuevan la inclusión y la igualdad de oportunidades para todos los mexicanos, independientemente de su origen étnico.

Desafortunadamente, esta discriminación merma las oportunidades de desarrollo para este sector de la población que, de acuerdo con la ENADIS, ha llevado a que solo el 34.7% de la población indígena de 12 o más años asista a la escuela, así como solo el 35.7% de la población afrodescendiente.

Por ello, considero fundamental lograr la participación activa de los pueblos indígenas en la vida política y social del país, creando los espacios y mecanismos que les permitan contribuir en la toma de decisiones a nivel local y nacional, asegurando que sus voces sean escuchadas y respetadas, como lo estamos haciendo en el PRD a través de las coordinadoras locales.

Para quienes vivimos en Puebla tener presentes estos desafíos, que son tan evidentes, es fundamental, mucho más sabiendo que la entidad ocupa el cuarto lugar a nivel nacional en población indígena.

Es así que veo como una responsabilidad de las autoridades, la sociedad, las comunidades y, desde luego, los partidos políticos, el trabajar de manera conjunta para superarlos y garantizar un futuro más justo y equitativo para todos los mexicanos y poblanos, sin ningún distingo.

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